Hace más de dos mil años, los pueblos que habitaban los bosques de los territorios de la actual Europa utilizaban un alfabeto sagrado, llamado alfabeto rúnico. Es sin duda, la forma de oráculo más antigua, utilizada por los pueblos germanos, los celtas y los vikingos. Esta forma de adivinación del porvenir e incluso del pasado fue una práctica pagana utilizada durante casi quince siglos. Se utilizaba como escritura y su uso se conservó hasta el siglo XIII. La respuesta a una pregunta en concreto no es exacta, sino un conjunto de datos que el conocimiento, la sensibilidad, la experiencia y la intuición proporciona al la persona que hace una tirada de runas. La sensibilidad para la correcta interpretación se consigue lógicamente mediante la práctica frecuente de un estado mental positivo. Según una vieja tradición nórdica, las armas y los objetos son más eficaces si llevan grabados signos rúnicos.
El mejor momento para consultar las runas es la noche, y principalmente con luna llena. No es recomendable con luna nueva o menguante avanzados. El método usado por los germanos consistía en sacar de una bolsa siete runas consecutivas, seguidamente ir cogiendo una a una empezando por la del centro ir interpretando los símbolos. El sistema de los antiguos celtas era introducir la mano dentro de la bolsa y, tras hacer una pregunta en voz alta, se saca una runa y se interpreta.
Inicialmente las runas eran hechas con troncos de roble y abedul, árboles sagrados en las culturas del norte de Europa y se grababan los signos a fuego, después utilizaron piedras encontradas en el río. Puedes fabricar tus propias runas, ya con madera, piedras o grabarlas en papel de cartas de naipe.
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